Se acabó lo que se daba { Maca }

Entré a los vestuarios de las enfermeras, abrí mi taquilla, cogí mi toalla y me meti en las duchas, tras terminar salir y envolverme en ella me acerqué saqué de mi taquilla la ropa interior y me la puse junto con los pantalones vaqueros y una camiseta rosa con una pitufina muy cuqui y me empecé a secar el pelo con la toalla mientras pensaba en el largo dia que habia tenido, recordaba que al principio cuando empecé a trabajar en el hospital y llegaba a casa por la noche seguía oyendo las voces de los pacientes, los gritso de dolor, los pitidos en las maquinas y no conciliaba el sueño, me pasaba la noche dando vueltas.
Ahora llegaba y me dejaba caer en la cama sin mas olvidandome de todo o mas bien obligando a mi mente a dejar los problemas de otros atrás y ocuparme de los mios propios, el ruido simplemente habia desaparecido por la fuerza de la costumbre

Después de un intenso día después de una guardia, estaba agotada, tenía unas ganas inmensas de llegar a casa. Tumbarme en el sofá... o mejor en la cama y olvidarme de todas las preocupaciones que tenía. Caminé hasta los vestuarios, no sin encontrarme algunas enfermeras y algún que otro médico, que me consultaba alguna cosa. Respiré hondo, mientras abría la puerta y cerraba tras de mi. Cuando vi a Esther secándose el pelo y no pude evitar morderme el labio observándola. Me acerqué con naturalidad hacía el lavabo - Hola, Esther, ¿ya te vas? - pregunté mientras comenzaba a lavarme las manos.

Al oir la voz de Maca sentí un ligero pinchazo atravesarme el estomago y el corazón me rebotó con fuerza en el pecho al mismo tiempo , aparté la toalla y la miré sonriendo - si, ya me voy, ya era hora , tu tambien no? - habia mirado su cuadrante, era algo que empezaba a hacer casi a diario, como un ritual, como cuando miras el horoscopo de la persona que te gusta en el periodico, eso tambien lo hacia con el de Maca.
Mi pelo era fino, lo odiaba, pero al menos me daba la ventaja de que se secaba sin usar secador, me pasé el spray para controlar los rizos y empecé a cepillarmelo mirando a Maca de soslayo con disimulo

Me sequé las manos con tranquilidad, escuchando a Esther mientras sonreía levemente, era algo que hacía siempre que me encontraba con ella. - Si, ya era hora... ¿Te apetece ir a tomar algo antes de ir a casa? - pregunté mirándola, con ella se me quitaba todo el cansancio. Llevaba detrás de ella desde mi primer día en el central, desde ese encontronazo y aquel comienzo con tan mal pie. Pero cuando la invitaba siempre tenía algo que hacer, no sabía si eran excusas o era verdad, pero nunca, a excepción de aquellos momentos en los vestuarios, había conseguido estar con ella a solas. Observé como se peinaba y mientras me acerqué a mi taquilla para dejar la bata, esperando su respuesta.

Desde que me había enterado o mas bien había oido los rumores de que le iban las chicas aunque no estuviera muy segura del todo , cuando me invitaba a tomar algo o salir a comer , casi siempre le decía que no, pero no porque no quisiera, no era por falta de ganas desde luego, era el martillo de teresa que me golpeaba las ideas constantemente, pero deseaba pasar tiempo con ella, habia algo en ella que me atraia como un imán y no sabía si eran sus ojos, su forma de mirarme , su sonrisa o la forma en que me hablaba, cogi aire con disimulo pensé durante un momento mi respuesta - vale - contesté con naturalidad y con una sonrisa y sin poder creer al mismo tiempo que hubiera aceptado, pero temía que con otra negativa más se cansara de pedirmelo, era increible como ademas anhelaba la proximidad de su cuerpo cuando nos encontrabamos y me acercaba en moto al hospital, fué esa misma sensación la que me invadió tras mi contestación mientras guardaba el cepillo y la miraba - pero invito yo - sonrei