No empezaba con buen pie (Chris, libre)

Apenas ayer mismo por la tarde-noche había escapado de mi casa, tras ver que habían cogido a mi madre, esa última imagen no se me iba de la mente. Había logrado escapar corriendo todo lo que podía, alejando del que había sido mi hogar hasta ahora. Por suerte una mujer mayor que me vio perdida me permitió dormir en su casa, prometiendo avisar a los asuntos sociales al día siguiente, pero yo me había escapado antes de que el sol saliera por completo, mi madre me había criado para temer esos hombres que eran de los asuntos sociales.

Ahora era ya medio día cuando pasaba junto a un pequeño supermercado, me detuve notando como mis tripas rugían, y observe con deseo la cantidad de comida que parecía haber. Quizás podía coger uno en la tienda y salir corriendo. Solo esperaba que ropa desgastada no alertara a la mujer que había. Abrí las pesadas puertas, observando la dependienta y pasee entre las estanterías, asegurándome de que no me vieran, cogí un dulce envuelto en su envoltorio y me lo guarde en mi chaqueta antes de salir de la tienda y echar a correr, no era la primera vez que robaba algo.

Antes de llegar demasiado lejos un hombre me cogió y me llevo de vuelta a la tienda, junto a la cajera, forcejee tratando de soltarme, pensando que me llevaría a los asuntos sociales, pero lo único que hizo fue pagar lo que yo había cogido y sacarme de la tienda, tras devolverme el dulce. Se agacho a mi altura y observe que parecía amable. Negué ante su pregunta, algo asustada, no quería que me cogieran los asuntos sociales.

-Tengo hambre y no tengo dinero. Cogieron a mi mami, estoy huyendo de hombres malos. Por favor, no quiero que me lleven con los asuntos sociales. -Pedí abriendo el dulce y dándole un mordisco, escuchando a una mujer que llego. Negué la cabeza al oír su pregunta mientras me terminaba el dulce con rapidez, estaba hambrienta, aunque también estaba acostumbrada a comer poco, mi mama no tenía para mucho.

Escuche al hombre, que al parecer era policía, tras preguntarme que si tenía donde quedarme, y que sus amigos policías encontrarían a mi madre.

-No tengo donde quedarme, en casa había hombres malos. ¿De verdad encontrarás mi mami? -Dije mirándolo triste, pero esperanzada a la vez. Se levantó mirando a la mujer, presentando ante la mujer. La mujer se presentó como Irene, y era enfermera. Me miro, preguntándome por mi nombre- Me llamo Elizabeth. -Dije apartando un mechón de mi pelo de mi cara. Mi estómago gruño, aún seguía teniendo hambre.

El policía, Chris, sonrió agachándose a mi altura, diciendo que estaba encantado de conocerme, y que si quería que me comprara hambre, puesto que había notado que tenía más hambre. Se levantó acariciando mis cabellos y miro a la mujer, invitándola a acompañarnos. La mujer, Irene, dijo que si nos íbamos a su casa y nos invitaba a una merienda. Las dos cosas sonaban bien, estaba hambrienta.

-Yo quiero merendar. -Dije mirándolos a ambos, jugando con la parte baja de mi camiseta. Mi estómago volvió a gruñir. Me daba igual si comer algo de la tienda o en la casa de esa mujer tan amable.

Escuche la respuesta de Chris, que también le parecía bien que merendaramos en la casa de Irene. Chris acaricio mis cabellos antes de coger mi mano y los tres hechamos a caminar hacia la casa de Irene, que por lo que dijo, estaba aquí al lado. Iba caminando y jugando con la parte inferior de mi camiseta desgastada.